Ingredientes:
Alitas de pollo
4 dientes de ajo
El zumo de un limón
una cucharadita de harina
dos cucharadas de mantequilla
sal
aceite de oliva
Preparación:
Poner a macerar las alitas con sal y el zumo de limón durante un par de horas.
En una sartén freímos los ajos, los reservamos.
En el mismo aceite freímos las alitas de pollo. (no tiramos el limón de la maceración, no servirá para la salsa) Y las ponemos en una fuente o en el recipiente para su presentación.
En otra sartén ponemos la mantequilla con un poquito de aceite de oliva, cuando la mantequilla este derretida tostamos en ella la harina.
E introducimos el zumo del limón con el que habíamos macerado la carne. Lo dejamos reducir.
Presentamos las alitas con la salsa de limón.
Poema A Un Naranjo Y A Un Limonero de Antonio Machado
Naranjo en maceta, ¡qué triste es tu suerte!
Medrosas tiritan tus hojas menguadas.
Naranjo en la corte, ¡qué pena da verte
con tus naranjitas secas y arrugadas!.
Pobre limonero de fruto amarillo
cual pomo pulido de pálida cera,
¡qué pena mirarte, mísero arbolillo
criado en mezquino tonel de madera!
De los claros bosques de la Andalucía,
¿quién os trajo a esta castellana tierra
que barren los vientos de la adusta sierra,
hijos de los campos de la tierra mía?
¡Gloria de los huertos, árbol limonero,
que enciendes los frutos de pálido oro,
y alumbras del negro cipresal austero
las quietas plegarias erguidas en coro;
y fresco naranjo del patio querido,
del campo risueño y el huerto soñado,
siempre en mi recuerdo maduro o florido
de frondas y aromas y frutos cargado!
Medrosas tiritan tus hojas menguadas.
Naranjo en la corte, ¡qué pena da verte
con tus naranjitas secas y arrugadas!.
Pobre limonero de fruto amarillo
cual pomo pulido de pálida cera,
¡qué pena mirarte, mísero arbolillo
criado en mezquino tonel de madera!
De los claros bosques de la Andalucía,
¿quién os trajo a esta castellana tierra
que barren los vientos de la adusta sierra,
¡Gloria de los huertos, árbol limonero,
que enciendes los frutos de pálido oro,
y alumbras del negro cipresal austero
las quietas plegarias erguidas en coro;
y fresco naranjo del patio querido,
del campo risueño y el huerto soñado,
siempre en mi recuerdo maduro o florido
de frondas y aromas y frutos cargado!